jueves, 22 de septiembre de 2011

La Justicia al servicio de los Municipales-Rambo

Hace cosa de un mes, un par de días antes de empezar mis vacaciones de verano, tuve la mala suerte de cruzar mi camino con el de un par de individuos alterados (por el calor o la testosterona, vaya usted a saber). Trabajo en una zona de Palma en la que, como en muchas otras zonas, es complicadísimo aparcar (ya saben: zona azul, muchos negocios, calles cortadas por obras, etc). Hay en concreto tres o cuatro calles cortadas por unas obras en una avenida perpendicular, que llevan aparentemente terminadas meses, pero que por no se sabe qué motivo sigue cortada al tráfico. Aquella mañana en cuestión yo me había parado en la entrada de una de estas calles sin salida con el motor en marcha por si me tenía que mover, cuando me doy cuenta que tengo un coche detrás con la intención (al parecer) de entrar en la calle. Cuando me quise dar cuenta tenia junto a la ventana a un energúmeno pegándome gritos. Vale, confieso, no me pude aguantar y le recriminé los malos modales, soy culpable. Y después puse la marcha atrás y empecé la maniobra de salida. Pero no, el energúmeno en cuestión tenía su coche cortándome parcialmente el paso (vale, vuelvo a confesar que las maniobras marcha atrás no son mi fuerte, necesito espacio, culpable de nuevo), así que le hice una señal para que me dejara más sitio. Pero al energúmeno mi gesto no debió de gustarle, porque volvió erre que erre con los gritos. Resultado: el individuo movió su coche para cortarme totalmente el paso, y ni corto ni perezoso llamó a la Policía Local (parece que los vecinos de la zona están “calentitos” porque les han puesto el aparcamiento difícil, pobres, como si fueran los únicos). Y allí estaba yo, en mi coche con el motor en marcha, pensando: “Bueno, el policía cuando venga verá que este individuo me ha cortado la salida y me está reteniendo”. Así que no me bajé del coche, y esperé pacientemente los 15 minutos que la Policía tardó en llegar (yo seguía dentro del coche, por si el otro individuo de los gritos y amenazas pasaba a otra cosa, que una nunca sabe). Y cuando ya pensaba yo que había llegado la solución…. en realidad lo que llegó fue el PROBLEMA. El Policia-Rambo se acercó a mi ventanilla, y me preguntó qué pasaba en un tono de todo menos amable, y yo contesté que aquel tipo no me dejaba salir. Su respuesta: “Haga el favor de moverse, si no quiere que la multe”. ¿A mí? ¿Pero yo qué he hecho, si él es el que me ha cortado el paso? Yo hace mucho rato que estaría en mi trabajo si no fuera por el energúmeno ese (pensé). Pero lo que le dije fue: “Perdone, pero motivos para denunciar tengo yo, que este señor me ha retenido aquí cortándome el paso”. A lo que el poli-rambo me responde: “Que le he dicho que se mueva si no quiere que la multe”. ¡Pa qué quiero más! Vale, me muevo, pero antes de irme (¡¡Ay, gran error!!) le pido el número de placa (por cierto, es el 896), y me voy. Pensaba poner una reclamación, pero me lo pensé, porque no quería ni meterme ni meter a un Policía en un lio por una tontería (soy de esas tontas que respeta a las fuerzas del orden, que le voy a hacer). Y juro que las cosas fueron como se las cuento, de verdad de la buena. Y ahora viene lo divertido. He recibido una notificación para presentarme en un Juzgado: me ha denunciado y habrá un juicio de faltas por “Perturbar el orden público”. Para partirse de risa si no fuera tan surrealista. He decidido presentarme al Juicio, contar mi historia, y dejarlo en manos del juez, que espero sea una persona razonable que sepa ver lo absurdo de la situación. Por ese lado estoy relativamente tranquila, y si al final tengo que pagar una multa, pues que se le va a hacer, más se perdió en Cuba. Pero lo que de verdad me parece vergonzoso y escandaloso es que un empleado municipal comprometa los recursos de la Justicia (que no está el país para derroches me parece a mí) en una tontería semejante. ¿Para esto están los jueces? He tenido ocasión de comentar el caso con un amigo que lo es (Juez) en otra ciudad, y ciertamente están un poco hasta las barbas de este tipo de cosas (el los llama Municipales-Rambo). No sé ustedes, pero si yo fuera Juez, mandaría al municipal a hacer puñetas.